La Biblia es la única autoridad dada por Dios que el hombre posee, y por lo tanto, toda doctrina, fe, esperanza, y toda instrucción para la iglesia debe basarse y estar en armonía con ella. Debe ser leída y estudiada por todos los hombres, y solo puede ser plenamente comprendida bajo la dirección del Espíritu Santo. (Lc. 24.45).
“Tenemos también la palabra profética más segura, a la cual hacéis bien en estar atentos como una antorcha que alumbra en lugar oscuro, hasta que el día esclarezca y el lucero de la mañana salga en vuestros corazones; entendiendo primero esto, que ninguna profecía de la Escritura es de interpretación privada, porque nunca la profecía fue traída por voluntad humana, sino que los santos hombres de Dios hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo.” (2 P. 1.19-21).
Por cuanto es la voluntad de Dios sacar del mundo un pueblo salvo para la gloria de su nombre, pueblo que constituye la iglesia de Jesucristo, la cual debe estar edificada sobre el fundamento de los apóstoles y profetas, siendo la principal piedra del ángulo Jesucristo mismo. (Ef. 2. 20; 1 Co. 3.11),
Por cuanto se hace necesaria la permanente comunión entre los miembros de la iglesia; impartir consejos y ser instruidos en la Palabra de Dios para la obra del ministerio, y para el ejercicio de los oficios espirituales provistos en la Santa Biblia,
Por cuanto esta comunión establecida por Dios es sostenida por el Espíritu Santo, y Él es quien pone en su iglesia apóstoles, profetas, evangelistas, pastores y maestros, etc., (Ef. 4:11)
Nos reconocemos miembros del cuerpo de Jesucristo, y por lo tanto hermanos en la fe, todos los que profesamos los mandamientos establecidos por el Espíritu Santo en el libro de los Hechos de los Apóstoles, capítulo dos, versos treinta y ocho y treinta y nueve:
“Pedro les dijo: Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo. Porque para vosotros es la promesa, y para vuestros hijos, y para todos los que están lejos; para cuantos el Señor nuestro Dios llamare.” (Hch. 2.38-39).
Declaramos esforzarnos para guardar la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz, profesando nuestra adoración a un Señor, poniendo en práctica: Una fe y un bautismo, ya que tenemos solo un Dios y Padre de todos y en todos:
“Solícitos en guardar la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz; un cuerpo, y un Espíritu, como fuisteis también llamados en una misma esperanza de vuestra vocación; un Señor, una fe, un bautismo, un Dios y Padre de todos, el cual es sobre todos, y por todos, y en todos.” (Ef. 4.3-6).
Creemos que la Biblia es la infalible
Palabra de Dios.
"Toda la escritura es inspirada por Dios y util para enseñar, para redarguir, para corregir, para instruir en justicia." (2 Timoteo 3:16)
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